GNAOUA una aproximación


Uno de los estilos musicales marroquíes mas apreciados es el gnaoua, en el sur del país. El gnaoua se define a través de la historia entre África Negra y el Magreb.


Es la herencia del pasado como también lo son la música árabe y la música berber. La diferencia radica en que la música gnaoua entró en este país con los esclavos del África Negra y durante siglos fue tenida por tal: música de esclavos, música de negros, música de no músicos locos, música de pobres, etc, etc,... Por supuesto, la música gnaoua era la antítesis de la música culta y por ello tuvo que ir perdurando vía tradición oral. Al ser una música de esclavos sus ritmos nos van a remitir a África y sus letras reflejan más comúnmente el dolor de la vida que la alegría de vivir. La componente religiosa de sus letras ha ido evolucionando hacia una temática musulmana a medida que los gnaoua han ido adoptando la religión islámica. En Marruecos los gnaoua estaban muy repartidos por todas las ciudades pero como Essaouira había sido un puerto portugués, Mogador, de venta de esclavos para América fue en esta ciudad y tras alcanzar la libertad donde se estableció una de las comunidades más representativas de todo el país. Así, Essaouira se convirtió en la cuna de una sociedad islámica de tres etnias principales. Por un lado la comunidad Árabe llegada desde Oriente con la expansión del Islam, por otro, la población Berber, habitantes pre–árabes que luego adoptaron la religión y aunque pertenecientes a la rama Berber Marrakesh se reconocen en Essaouira como Berber Ha–Ha, y por último los Gnauoa, descendientes de los esclavos como ya he dicho. Cada una de estas tres culturas tiene diferentes referentes, gustos distintos, tradiciones, músicas e incluso idiomas propios. Aún así, en la actualidad, no es extraño que a un árabe o a un berber les guste la música gnaoua, pero en un principio esto no era así, la música gnaoua era sólo la música de los pobres esclavos negros.

Este cambio drástico en la mentalidad se produjo, según muchos cuentan en Essaouira, durante los años 60 con la oleada de hippyes que se asentaron en la ciudad. En concreto se formó en Diabat, pequeñito pueblo a escasos kilómetros de la ciudad y al que puede llegar por la playa, una de las más famosas comunas compuesta fundamentalmente por estadounidenses, ingleses, franceses, alemanes, daneses y holandeses. Allí, en ese ambiente playero y rupestre, alejados de las miradas de desaprobación de la ciudad, se desarrollaban las fiestas nocturnas con las hogueras en la playa, la música sicodélica, los pelos largos y los cuerpos desnudos bailando con la Luna y el mar de fondo. A medida que se fue corriendo la voz empezó a recibir visitas de lumbreras e ídolos de aquella época, como Cat Stevens, Eric Clapton, Bob Dylan e incluso Keith Richards y Mick Jagger (ambos sí documentados en Marrakech, muy cercana a Essaouira). Aunque la historia más encantadora que yo he oido contar en Essaouira es la que se refiere a la visita de Jimmy Hendrix. Narran que al venir de tocar de Japón hizo escala para visitar la Comuna de Diabete y la casa que habitó la empapeló con dólares. Al volver su pareja a por él y ver aquello mandó taparlo pintando de blanco sobre los billetes. ¿Real, mito o leyenda urbana?. Casi nada.

El éxito popular del estilo gnaoua se ejemplifica con la existencia del Festival d’Essaouira-Gnaoua.

Gracias a la atracción que los habitantes de Essaouira tienen al arte y la música se creo en la primavera
del 1998 el Festival Gnaoua y Músicas del Mundo, al que cada año, acuden artistas y aficionados de todo el mundo. Desde su creación el festival de Essaouira se impuso como un acontecimiento cultural muy relevante y fue ganando importancia gracias a músicos internacionales y a un público cada vez más numeroso. Contando con 20.000 personas en su primera edición, atrajo en la última a más de a 400.000 participantes la mayoría venidos del extranjero.

Cruce de intercambios y diálogos, el festival acoge todas las corrientes de expresiones musicales en torno a los músicos magos de Gnaoua. Éstos son encantadores de serpientes, videntes y médiums, cuyas prácticas mezclan la música africana y árabo-bereber con el culto y la terapia. Sus prácticas, a la vez musicales, iniciativas y terapéuticas, mezclan contribuciones africanas y arabo-bereberes. Aunque musulmanes, los Gnaoua fundan su especificidad sobre el culto de los jinn (espíritus) y sus ritos conservan numerosas características consustánciales a los cultos de posesión africanos.. Durante la celebración, el maâlem, acompañado de su gente, pide a los santos y a las entidades sobrenaturales tomar posesión de los adeptos, que entran en trance. Este ritual es comparable al vudú de Haití y al macumba de Brasil. El resultado es un encuentro intenso entre los herederos de una tradición secular y los artistas de distintos horizontes, el descubrimiento de las respectivas tradiciones, como vuelta a las raíces milenarias comunes.


La ceremonia más espectacular del Gnaoua es el Lila, en la que el maalem, acompañado de su gente, pide a los santos y a los seres sobrenaturales tomar posesión de los adeptos, que entran en trance. Durante la celebración, el maâlem, acompañado de su gente, pide a los santos y a las entidades sobrenaturales tomar posesión de los adeptos, que entran en trance. Este ritual es comparable al vudú de Haití y al macumba de Brasil.

En esta extraordinaria mezcla de fusiones musicales, los maestros Gnaoua invitan a músicos de jazz, pop o rock internacionales a tocar con ellos, creando fusiones únicas en el mundo.

Los instrumentos mayormente utilizados son el lau'd - tambor a tres cuerdas (guembri), el crótalo (qraqeb) y los tambores (ganga).

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